Hablemos con racionalidad sobre si en 2026 estaremos en un pequeño mercado alcista o si todavía continuaremos en un profundo mercado bajista.

Si solo miramos los gráficos de velas pasados, en 2026 realmente parece que las criptomonedas experimentarán una tendencia bajista. Revisando la historia se entiende claramente: en 2014 Bitcoin cayó un 58% para corregir la locura especulativa de 2013, en 2018 cayó un 73% tras el estallido de la burbuja de ICOs, y en 2022 cayó un 64% para digerir el exceso de prosperidad en DeFi. Siguiendo esta lógica cíclica, en 2026 Bitcoin podría retroceder a un rango de 40,000 a 50,000 dólares, y las altcoins aún peor, enfrentándose a una caída de aproximadamente el 95%.

Pero aquí hay una variable clave: la estructura del mercado en sí misma ha experimentado un cambio cualitativo irreversible.

¿Lo más importante? Ahora contamos con ETF de contado y una gran cantidad de fondos institucionales en constante asignación. Esto significa que incluso si el mercado cae, fondos de pensiones y fondos soberanos seguirán realizando inversiones pasivas en los niveles clave de soporte. Es muy difícil que Bitcoin vuelva a experimentar una caída abrupta como en 2022, ya que los mecanismos de protección en los mínimos ya están en su lugar.

Veamos también el entorno macroeconómico. Tanto en 2018 como en 2022, la situación ocurrió durante ciclos de aumento de tasas y reducción de balance de la Reserva Federal, pero en 2026 el entorno de liquidez será completamente diferente. Los intereses de los bonos del Tesoro de EE. UU. están en auge, y según predicciones institucionales, en 2026 los gastos por intereses superarán el presupuesto de defensa. Esto obliga al Departamento del Tesoro a mantener una liquidez flexible para seguir rodando la deuda. Además, la oferta de moneda fiduciaria crece entre un 5% y un 7% anual, y no hay señales de que esta tendencia cambie.

En este contexto, la función de refugio de Bitcoin se vuelve aún más evidente: no solo protege contra riesgos de centralización, sino que también contra la inflación. Esto constituye la base del consenso de que Bitcoin puede seguir una tendencia de mercado lento o incluso de largo plazo alcista, y también es la lógica fundamental para que muchas instituciones lo asignen en sus carteras.

Hay un hecho muy esperanzador. En 2018 y 2022, además de la especulación y Bitcoin en sí, el ecosistema cripto casi no tenía aplicaciones sustanciales. Pero para 2026, la situación será completamente diferente. Ya hemos visto el efecto de ruptura de aplicaciones como pumpfun, plataformas de derivados y mercados de predicción altamente desarrollados, y las stablecoins ya están integradas en los principales servicios de pago.

Esto significa que el ecosistema cripto probablemente lanzará alrededor de 2026 una aplicación de nivel TikTok o ChatGPT, que atraerá cientos de millones de nuevos usuarios y flujos de fondos reales. Esta ruptura en la escala de aplicaciones cambiará fundamentalmente los fundamentos del mercado.

Desde una perspectiva probabilística, podemos estimar lo siguiente para el futuro:

Un 50% de probabilidad de que en 2026 se logre un aterrizaje suave y un mercado lento. En este escenario, no sería necesario vender las principales criptomonedas como Bitcoin, Ethereum, Solana, BNB, etc., y Bitcoin probablemente oscilará en un rango amplio de 80,000 a 140,000 dólares.

Un 20% de probabilidad de que se rompa la lógica del ciclo de cuatro años y se produzca un súper mercado alcista.

Un 30% de probabilidad de que la historia se repita y todo colapse.

Pero en cualquier caso, para los inversores institucionales, 2026 será sin duda la mejor ventana de oportunidad para asignar fondos. Y aquellos minoristas que suelen perseguir criptomonedas con retornos de cien veces, pueden considerar este período como un mercado bajista para planear sus estrategias, lo que en realidad les dará una mentalidad más estable.