Una semana, 30 millones simplemente desaparecieron. Desde otra perspectiva, eso equivale a quemar el dinero de un nuevo Porsche cada dos horas. Esta cantidad de riqueza, que para una persona normal requeriría no comer ni beber y trabajar más de 2000 años para acumular, se ha borrado por completo en tan solo 7 días.

Este nivel de pérdida siempre genera diversas interpretaciones en el mercado. Algunos traders creen que esto fue una maniobra deliberada de un gran manipulador para hacer caer el precio—lanzando suficientes fichas para crear pánico, usando la pérdida de 30 millones como combustible, sembrando las semillas para un próximo aumento o caída explosiva. Esto se llama matar a los alcistas y bajistas, con el objetivo de limpiar las posiciones de los inversores minoristas en el mercado.

Otros analistas señalan a los grandes participantes del mercado. Creen que esto podría ser una reestructuración de posiciones por parte de un gran inversor—una operación aparentemente con pérdidas, pero en realidad una redistribución de fichas mediante la volatilidad del mercado. Un juego de manos, donde en la superficie se expone riesgo, pero en realidad se realiza un intercambio de posiciones muy astuto.

El comportamiento de BTC en estos 7 días ha sido realmente extraño. Pero cada vez que ocurren estas fluctuaciones extremas, los verdaderos ganadores no suelen ser los minoristas que apuestan en la dirección correcta, sino los grandes jugadores que comprenden el ritmo del mercado y controlan la ventaja de la información.