La ecología de Algorand parece estar en problemas. Desde la actividad on-chain hasta el entusiasmo por el desarrollo de aplicaciones, la popularidad de todo el proyecto está realmente en declive. La narrativa de la cadena pública de alto rendimiento, que antes tenía grandes esperanzas, ahora se enfrenta a la vergüenza de una tasa de adopción real insuficiente: los indicadores técnicos son llamativos, pero hay muy pocas cosas que realmente funcionen en la red. El efecto de sifón del ecosistema sigue dominado por Bitcoin y Ethereum, y el entusiasmo por financiar nuevos proyectos también se ha enfriado significativamente. A menos que haya un avance importante en la aplicación o un ajuste en la política de incentivos ecológicos, Algorand aún tiene mucho camino por recorrer para recuperar la atención del mercado.