Cuando el poder institucional crece sin control, también lo hace el potencial de corrupción. Es un patrón que hemos visto repetirse a lo largo de la historia, y es precisamente por eso que nuestro sistema fue construido con restricciones desde el principio. Sin embargo, en algún momento del camino, especialmente a partir de la década de 1930, esos controles y equilibrios fueron relegados a un segundo plano. El movimiento cripto no surgió en un vacío. Es una respuesta exactamente a esto: poder centralizado, autoridad sin control, confianza que se erosiona. Quizás sea hora de que recordemos cómo son realmente los sistemas limitados y responsables.