Tienes en tus manos una Nvidia, y la cifra en tu cuenta parece bastante aterradora. Ha subido 10 veces, tu patrimonio se ha disparado. ¿Y ahora qué? Sigues comiendo fideos instantáneos porque ni siquiera te atreves a moverlo.

Venderlo implica pagar impuestos, venderlo también da miedo a perder la oportunidad. Así que simplemente mantienes una montaña de oro, pero vives como un pobre. ¿Suena un poco absurdo, verdad? Pero en las finanzas tradicionales, esa es la realidad.

DeFi lo ha cambiado todo.

Convierte tu Nvidia en una forma tokenizada, échala en un pool de fondos de un protocolo de préstamos. Pide prestado stablecoins en un 80%. Usa esos stablecoins para comprar comida, coche, incluso Bitcoin. Y tu posición en Nvidia sigue allí, disfrutando de las ganancias del aumento.

Esa es la verdadera liquidez de los activos. Antes, solo los multimillonarios en bancos privados en Suiza podían jugar con esa estrategia. Sus gestores empaquetaban acciones, oro, bonos en tokens universales, para gestionarlos de manera flexible.

Ahora es diferente. Solo necesitas tener una wallet, y estar dispuesto a explorar DeFi, y ese privilegio es tuyo. Acciones, criptoactivos, incluso bienes del mundo real, en estos protocolos pueden convertirse en garantías líquidas.

Este es el futuro de las finanzas: los activos ya no están bloqueados, sino que realmente generan valor para sus poseedores.