Hace años, Jamie Dimon de JPMorgan hizo titulares declarando que Bitcoin sería cerrado en una década. Una predicción audaz que llamó mucho la atención en el espacio cripto.

Avancemos hasta hoy, y la narrativa ha cambiado por completo. La misma institución que una vez descartó la criptomoneda más grande del mundo ahora compite por desarrollar servicios de Bitcoin para sus clientes. La ironía es difícil de ignorar.

Es un ejemplo clásico de cómo evoluciona el mercado cripto. Lo que parecía imposible para las finanzas tradicionales hace solo unos años—adopción institucional de Bitcoin—ahora se está convirtiendo en una práctica estándar. Los grandes bancos han pasado del escepticismo a un compromiso estratégico, reconociendo tanto la demanda del mercado como la inevitabilidad tecnológica.

Este cambio refleja una realidad más amplia: la narrativa de Bitcoin ha demostrado ser resistente. En lugar de desaparecer como se predijo, se ha vuelto imposible para los grandes actores financieros ignorarla. Ya sea que la adopción institucional beneficie el ecosistema o cree nuevas dinámicas de mercado, sigue siendo un tema de debate, pero una cosa es segura: el panorama ha cambiado drásticamente.