Un banco de inversión líder ha dado un gran paso recientemente: ha congelado las cuentas de al menos dos startups de stablecoins en rápido crecimiento. La razón suena bastante convincente: estas empresas tienen operaciones en países de alto riesgo como Venezuela. En pocas palabras, el banco piensa que el riesgo es alto.

De hecho, esto refleja un problema aún más profundo. Cuando estos bancos aplican las reglas de KYC (Conoce a tu Cliente) y AML (Anti Lavado de Dinero), cada vez son más estrictos con las startups de criptomonedas. Mientras la fuente de fondos no sea clara o las operaciones involucren regiones sensibles, las cuentas se congelan en minutos — la conformidad o no parece no ser lo principal, lo que importa es cuánto riesgo representan.

Desde otra perspectiva, ¿qué significa esto para la industria de las stablecoins? Primero, su espacio de supervivencia se está comprimiendo. Incluso los proyectos más conformes, si la distribución de usuarios o los flujos de fondos involucran países de alto riesgo, pueden ser cortados unilateralmente por los bancos. Esto demuestra claramente que los canales fiduciarios son en realidad muy frágiles.

En segundo lugar, la "guerra de desgaste" entre bancos y entidades cripto está escalando. Las instituciones financieras tradicionales son muy realistas respecto a colaborar con negocios de criptomonedas: solo con empresas grandes, transparentes y con un alcance claro. ¿Proyectos emergentes o negocios transfronterizos? Mejor evitarlos si se puede.

Lo más importante es que la geopolítica ahora se ha convertido en una variable clave para la conformidad de las stablecoins. Antes, los proyectos solo tenían que preocuparse por su propia regulación. Ahora, el riesgo país afecta directamente si puedes tener una cuenta bancaria. Esta restricción es más fuerte que cualquier norma técnica.