Cómo elegir entre acciones preferentes y ordinarias: guía para maximizar tu inversión

Cuando decides invertir en bolsa, una de las decisiones más críticas es determinar qué tipo de instrumentos se ajusta mejor a tu perfil. Las acciones comunes y preferentes representan dos caminos distintos dentro del mismo mercado accionario, cada uno con implicaciones profundas para tu patrimonio y estrategia financiera.

Por qué existen dos categorías de acciones

Las empresas públicas expiden múltiples clases de acciones con derechos desiguales. Esta práctica responde a una necesidad: captar capital de inversores con tolerancia al riesgo muy diferente. Mientras algunos buscan participación activa y crecimiento exponencial, otros priorizan estabilidad e ingresos periódicos garantizados.

La estructura accionaria se diseña precisamente para satisfacer ambos perfiles simultáneamente. Comprender esta arquitectura es fundamental antes de desembolsar dinero.

Las acciones ordinarias: el vehículo del crecimiento

Las acciones comunes son el mecanismo tradicional mediante el cual un inversionista adquiere propiedad fraccionada de una empresa. Su atractivo principal radica en el potencial de apreciación del capital vinculado al desempeño corporativo.

Derechos inherentes a las acciones comunes

Cuando posees acciones ordinarias, adquieres poder decisorio. Tienes derecho a voto en asambleas de accionistas, lo que te permite influir en asuntos corporativos relevantes, como la designación de la junta directiva o decisiones estratégicas mayores.

Respecto a los dividendos, estos varían considerablemente. Durante períodos de rentabilidad empresarial elevada, los pagos pueden ser sustanciales. Sin embargo, en contextos de contracción económica o desafíos operacionales, la compañía puede reducir drásticamente o eliminar estos repartos.

En caso de insolvencia corporativa, como inversionista en acciones ordinarias ocupas un lugar en la cola de acreedores. Solo después de que bancos, bonistas y poseedores de acciones preferentes recuperen su inversión, tú tendrías acceso a los activos remanentes.

Ventajas y limitaciones de la inversión en acciones ordinarias

La liquidez constituye una fortaleza fundamental. En mercados desarrollados, puedes ejecutar compras y ventas con rapidez, accediendo a tu capital sin demoras significativas.

El potencial de valorización es considerable cuando la empresa experimenta crecimiento sostenido. Inversores que ingresaron en empresas tecnológicas hace quince años multiplicaron exponencialmente su capital inicial.

No obstante, la volatilidad presenta un desafío considerable. Las fluctuaciones de precio pueden ser abruptas y desconcertantes, especialmente durante ciclos de incertidumbre macroeconómica. Un inversionista con baja tolerancia al estrés emocional enfrentará dificultades significativas.

Adicionalmente, los dividendos no están garantizados. Empresas jóvenes en fase de expansión frecuentemente reinvierten todas las ganancias sin distribuir nada a accionistas.

Las acciones preferentes: la alternativa de renta predecible

En el espectro opuesto se sitúan las acciones preferentes, una categoría híbrida que combina características de deuda y capital. Se clasifican contablemente como patrimonio, pero operan con lógica similar a instrumentos de renta fija.

Estructura y tipologías de acciones preferentes

Existen múltiples variantes diseñadas para casos específicos:

Acciones preferentes acumulativas: Los dividendos omitidos en períodos anteriores se acumulan y deben pagarse íntegramente antes. Esta característica ofrece mayor seguridad al inversionista.

Acciones preferentes rescatables: La empresa retiene el derecho de recomprarlas en momentos predeterminados, lo que limita tu horizonte de tenencia.

Acciones preferentes convertibles: Bajo condiciones especificadas, pueden transformarse en acciones ordinarias, combinando estabilidad inicial con potencial de crecimiento futuro.

Acciones preferentes participativas: Los dividendos se vinculan directamente a los resultados financieros, permitiendo beneficiarse de desempeños excepcionales.

Derechos y protecciones de las acciones preferentes

Aquí radica la distinción más evidente: las acciones preferentes NO otorgan derecho a voto. Renuncias a influencia corporativa a cambio de otros beneficios.

Los dividendos se fijan generalmente en porcentaje fijo o tasa preestablecida. Si la empresa define un 5% anual, ese será tu retorno independientemente de si ganó millones o enfrentó dificultades.

En situaciones de liquidación empresarial, tu posición es superior a la de accionistas ordinarios. Recibirás compensación antes que ellos, aunque después de acreedores y bonistas.

Estas acciones exhiben sensibilidad a cambios en tasas de interés. Cuando los bancos centrales elevan tipos, el atractivo relativo de acciones preferentes con dividendos fijos disminuye.

Fortalezas y debilidades de las acciones preferentes

La predictibilidad de ingresos es la ventaja principal. En entornos de tipos de interés bajos, estos dividendos fijos resultan especialmente atractivos en comparación con depósitos bancarios o bonos.

El riesgo es sustancialmente menor que en acciones ordinarias. La empresa tiene incentivo fuerte para mantener estos pagos, pues defaultearlos afectaría su clasificación crediticia.

Sin embargo, el potencial de apreciación es limitado. Tu ganancia se circunscribe a los dividendos periódicos; no se beneficiará de movimientos alcistas extremos.

La liquidez puede ser problemática. Muchas acciones preferentes se negocian con volúmenes inferiores, lo que puede dificultar tu salida rápida del mercado. Además, cláusulas de rescate pueden obligarte a desprenderte de ellas en momentos inconvenientes.

Comparativa cuantitativa: evidencia de mercado

El S&P U.S. Preferred Stock Index, que representa aproximadamente el 71% del mercado estadounidense de acciones preferentes, ofrece perspectiva reveladora. Durante un horizonte de cinco años, este índice experimentó una caída del 18,05%, mientras que el S&P 500 (que agrupa acciones ordinarias de grandes empresas) se incrementó 57,60%.

Esta divergencia no es coincidencia. Refleja la sensibilidad de las preferentes a cambios de política monetaria. Cuando los bancos centrales comienzan ciclos de alza de tasas, el valor relativo de estos instrumentos de renta fija se comprime.

Simultáneamente, acciones ordinarias de empresas con modelos de negocio resilientes capitalizaron el crecimiento económico subyacente.

Estrategias según tu perfil de inversionista

Si eres joven o de mediana edad con capacidad para tolerar fluctuaciones: Las acciones ordinarias alineadas con acciones comunes constituyen el motor de acumulación de riqueza. Tu horizonte temporal extenso permite capear volatilidades y beneficiarte de crecimiento compuesto.

Si estás próximo a jubilación o requieres flujo de efectivo consistente: Las acciones preferentes ofrecen tranquilidad. Sacrificas potencial de explosión patrimonial a cambio de ingresos predecibles que financian gastos cotidianos.

Una estrategia sofisticada combina ambas categorías. Estructura un portafolio donde 60-70% corresponda a acciones comunes y 30-40% a preferentes, balanceando crecimiento con estabilidad según tu edad y objetivos.

Ruta práctica: de la teoría a la inversión efectiva

El proceso comienza seleccionando un intermediario confiable. Verifica que esté regulado por autoridades financieras relevantes y ofrezca condiciones competitivas en comisiones.

Tras abrir tu cuenta (proceso que requiere documentación de identidad y fondos iniciales), dedica tiempo a investigar empresas específicas. Analiza sus estados financieros, sector de operación, posición competitiva, y tendencias macroeconómicas que las afectan.

Ejecuta tu orden especificando si deseas adquirir al precio actual (“orden de mercado”) o estableciendo un precio máximo que estés dispuesto a pagar (“orden limitada”).

Alternativa avanzada: algunos intermediarios permiten operar mediante CFDs (contratos por diferencia), instrumentos derivados que replican movimientos de precios sin requirir tenencia física de acciones. Esta modalidad implica riesgos amplificados y requiere experiencia previa.

Síntesis: construyendo tu decisión de inversión

La elección entre acciones comunes y preferentes no es binaria sino contextual. Tu edad, objetivos financieros, tolerancia emocional al riesgo, horizonte temporal, y necesidades de liquidez determinan la estructura óptima.

Las acciones ordinarias ofrecen potencial transformador para constructores de patrimonio a largo plazo. Las preferentes proporcionan tranquilidad a conservadores buscadores de ingresos.

La madurez inversora implica reconocer que ambas tienen lugar legítimo en un portafolio equilibrado, cada una cumpliendo función específica dentro de tu arquitectura financiera integral.