Últimamente, la evolución de INJ está siendo realmente desesperante: dudas cuando sube, te asustas cuando baja. Mirando la gráfica de velas una y otra vez, muchos holders a largo plazo se despiertan cada día con la misma pregunta: ¿esto todavía tiene futuro o no?

Hoy no vamos a mirar gráficos, ni a predecir precios. Me gustaría cambiar de perspectiva y hablar sobre Injective, sobre cuál es realmente su lógica subyacente.

Deja de clasificarlo simplemente como “el asesino de tal o cual blockchain”. Esa definición es demasiado limitada. Lo que realmente quiere ser Injective es el Nasdaq del mundo Web3: una blockchain diseñada específicamente para aplicaciones financieras.

Quizá te preguntes: ¿no hay ya un montón de blockchains orientadas a las finanzas? ¿Qué tiene de especial ésta?

La respuesta está en su arquitectura. Injective incorpora directamente en la capa base de la blockchain un libro de órdenes descentralizado. Esto no es poca cosa. La mayoría de los DEX que existen en el mercado (como Uniswap y similares) funcionan bajo el modelo AMM (market maker automático), lo que implica diferencias en profundidad de mercado, slippage y experiencia de usuario respecto a las plataformas centralizadas. Pero el libro de órdenes de Injective permite a los desarrolladores construir aplicaciones descentralizadas con una fluidez casi idéntica a la de los principales exchanges centralizados: rápidas y con comisiones de gas tan bajas que son prácticamente despreciables.

¿Qué significa esto? Que tanto el spot, como los contratos o incluso derivados más complejos pueden ofrecer, en un entorno completamente descentralizado, una experiencia casi igual a la de una plataforma centralizada. Ésa es su auténtica ventaja competitiva.

Así que, la próxima vez que pienses en INJ, la pregunta no debería ser si “hoy va a subir”, sino “¿dónde está el valor a largo plazo de esta blockchain centrada en la infraestructura financiera?”