El pasado jueves 21 de noviembre por la noche ocurrió algo bastante curioso: en menos de dos horas, un grupo de altos cargos de la Reserva Federal se turnaron para hacer declaraciones, todas sorprendentemente unánimes y con un tono claramente dovish.

El mercado reaccionó de inmediato. Los futuros de tipos de interés a corto plazo respondieron al instante, y la probabilidad de un recorte de tipos en diciembre se disparó directamente al 54%. Entre estas declaraciones se ocultaban varias señales clave:

El gobernador Waller fue directo: si dependiera de él, este mes habría un recorte de 25 puntos básicos sí o sí. Sin embargo, también recordó que los datos reales del IPC no se conocerán hasta después de la reunión del FOMC.

El presidente de la Fed de Nueva York, Williams, fue aún más claro en su evaluación: la política actual es demasiado restrictiva. Aunque la inflación no está bajando rápidamente, marcó un calendario: para 2027, lo más probable es que se alcance el objetivo del 2%. ¿A corto plazo? Aún hay margen para recortes adicionales.

El vicepresidente aprovechó para comentar otro tema: el auge actual de las acciones relacionadas con la IA no es como la burbuja de internet de antaño; esta vez hay resultados reales respaldando el crecimiento.

Collins concluyó: los recortes de tipos continuarán en el futuro, y es perfectamente normal que haya debates internos en la Reserva Federal; eso es precisamente lo que garantiza un mecanismo de decisión saludable.

Este aluvión de mensajes coordinados ha dejado las señales más que claras.