Honestamente, ¿lanzar dinero de los contribuyentes a préstamos para centros de datos o canalizar efectivo a fabricantes de chips que ya tienen márgenes brutos del 90%? Esa no es la solución. Lo que realmente necesitamos es una reconsideración completa de la política energética: hacer que la producción sea accesible a través de subsidios inteligentes y deshacerse del lío regulatorio. Construir infraestructura que beneficie a todos, no solo a un puñado de gigantes corporativos. Así es como nivelas el campo de juego con competidores como China. La energía es el verdadero cuello de botella para la infraestructura tecnológica de próxima generación, y resolverlo crea oportunidades en todos los ámbitos en lugar de engordar márgenes de ganancia ya grandes.